15 septiembre 2011

LA GESTIÓN DEL CAMBIO (II)


Todos los cambios que se lleven a cabo en la empresa deben estar orientados hacia la dirección, la organización y las personas.
La Dirección no solo debe conocer qué hay que cambiar, sino que debe provocar el cambio una vez definido el objetivo de la organización. Un cambio sin objetivo creará inestabilidad y desconcierto. Si se transmite indefinición, se comunica confusión. Por ello, entre las funciones de la dirección, cabe destacar las siguientes:

• Examinar el mercado y la competencia.
• Identificar las oportunidades importantes.
• Reunir un grupo que colabore en el liderazgo del cambio. Crear una visión que oriente los   esfuerzos del cambio.
• Desarrollar estrategias para llevar a cabo la visión creada.
• Transmitir la nueva visión y las nuevas estrategias.
• Cambiar los sistemas o estructuras incompatibles con la visión.
• Animar a asumir riesgos y estimular las ideas, actividades y acciones no tradicionales.
• Consolidar las mejoras y producir más cambios.
• Contratar, promocionar y desarrollar a las personas que pueden poner en práctica la visión.
• Reforzar el proceso con nuevos proyectos, temas y agentes de cambio.
• Articular las relaciones entre las nuevas conductas y los éxitos de la empresa.

Las estrategias adoptadas por la dirección deben ser el punto de partida para el funcionamiento de la organización.

Entre otras cosas, la organización debe:

• Eliminar todos aquellos sistemas rígidos, inflexibles, lentos e impersonales.
• Lograr que el funcionamiento del proceso esté orientado hacia la productividad. Para ello, la    estrategia a seguir debe ir encaminada a cambiar o adoptar nuevos métodos de trabajo, para enfrentarse a la competitividad.
• Identificar las limitaciones que impiden alcanzar con éxito el logro de su misión; dichas restricciones pueden estar localizadas en cualquiera de los elementos que conforman su sistema logístico.

Una vez identificadas las mencionadas limitaciones, deben adoptarse medidas para su eliminación. Estas medidas deben estar orientadas hacia la satisfacción del cliente, que es quién define las medidas, métodos y procedimientos para garantizar los objetivos del sistema.
En definitiva, la dirección establece las estrategias y la organización debe ser capaz de responder a esas estrategias; pero son las personas quienes están presentes en todo el sistema, convirtiéndose en el factor más activo y dinámico dentro de las fuerzas productivas.
En el proceso de cambio son fundamentales las personas, ya que ellas son las conductoras y ejecutoras del proceso. Esto obliga a la implicación y motivación de las personas en el trabajo para producir más y más. Y ello será posible si se consigue creatividad, compromiso, iniciativa y comunicación. Se debe adaptar y cambiar la manera de pensar, el enfoque de los problemas y, sobre todo, la manera de relacionarse y comunicarse.

No todos los cambios tienen las mismas características y, por tanto, las herramientas
y los procedimientos para gestionarlos también son diferentes.


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