20 julio 2011

CANARIAS HACIA UN DESARROLLO SOSTENIBLE


 La situación de Canarias es muy preocupante, un alto porcentaje del territorio ha entrado en un proceso de erosión irreversible. Según datos del Ministerio de Medio Ambiente, un 30% de la superficie del Archipiélago  sufre un grado de erosión  entre extremo y alto, y hasta un 35% soporta una erosión media. Según el Dpto. de Edafología y Geología de la Universidad de la Laguna, el 43.4% de la superficie de Canarias  sufre una pérdida de 15 toneladas de suelo por hectárea y año, lo cual supone que está al limite de lo tolerable.
La industria turística se enfrenta a varios retos en el futuro. Por una parte, el transporte, la base esencial del sector económico turístico es esencialmente dependiente de subproductos petrolíferos, que van a encarecerse en un futuro. Canarias es un archipiélago que no dispone de materias primas energéticas fósiles, y dado que más del 80% de la energía que se produce viene de estas fuentes, existe un déficit energético que subsanamos con la importación de combustibles. En general nuestra industria turística es un sector productivo que demanda gran cantidad de energía por lo que cualquier encarecimiento energético en el futuro llevará aparejado una reducción de la competitividad como destino. Por otra parte, el turismo en Canarias es tremendamente dependiente de las actividades de sol y playa, que son posibles todo el año gracias a un clima privilegiado. Debemos tener en cuenta que el efecto invernadero causado por el uso a gran escala de combustibles fósiles incidirá de forma negativa sobre los mayores atractivos turísticos de Canarias: la costa y el clima.
El sector eléctrico es un buen indicador de la tendencia en el consumo energético del archipiélago. Las estadísticas regionales de consumo eléctrico revelan un incremento del 5% anual. Este ritmo  de crecimiento está muy lejos de la sostenibilidad, y desde luego, no parece que pueda mantenerse a largo plazo. Desde el punto de vista práctico, significa que tan sólo para satisfacer la demanda de energía eléctrica, cada  año importamos un 5% más de fue, e incrementamos nuestras emisiones a la atmósfera en la misma cantidad.
En los últimos años hemos asistido a la esperanza del crecimiento de las energías renovables, sin embargo debemos decir que la tendencia de la producción eléctrica de energía eólica en Canarias no sólo no está creciendo si no que está disminuyendo. No hay duda de que ésta es la consecuencia del frustrado concurso  para la adjudicación de licencias de instalación de parques eólicos, que ha congelado la instalación de nuevos aerogeneradores desde el año 2003. Si a esto añadimos que los últimos años la producción se ha reducido debido a una reducción de la intensidad total del viento, tenemos un panorama realmente preocupante. Así mientras en el año 2.002 la energía eólica generaba el 5% de la electricidad que se consumía en Canarias, en el año 2.003 tan sólo representó el 4% y la tendencia continúa a la baja.
Estos datos ponen de manifiesto que existe un elevado caudal de aguas residuales que se vierten al mar sin procesos de depuración, ya sean de procedencia urbana o industrial. Esta es una mala práctica por partida doble, por un lado representan puntos de contaminación del litoral lo que puede afectar al uso de las playas y podrían ser muy negativos  para la imagen turística del archipiélago. Por otra parte, representan  vertidos de un bien escaso  y caro de obtener como es el agua, que después de haber sido tratada y preparada para utilizarse como agua potable se vierte al mar simplemente para evacuar nuestros desperdicios. Canarias, en ese contexto, opta por encaminar debidamente los pasos de su actividad turística hacia la sostenibilidad, entendida como un modelo de desarrollo turístico diversificado, diferenciado, competitivo y sostenible , que cubre las necesidades actuales de los turistas y de la sociedad canaria, protegiendo y mejorando las perspectivas de futuro, y que proyecte una imagen de integración de la gestión de todos los recursos, de modo que queden cubiertas las necesidades económicas, sociales y estéticas, manteniendo al mismo tiempo la identidad cultural, el paisaje, los procesos ecológicos esenciales, la diversidad biológica y los sistemas vivos.
 Sin ánimos de ser alarmista, pretendo tan sólo dar una señal de alarma y concienciar de que debemos preservar nuestro entorno si queremos que nuestros descendientes puedan disfrutar de ello al igual que lo hicimos nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario